Prólogo:
Gotham City... Es difícil no pensar en ella y evitar recordar el ruido de los constantes sonidos de las sirenas.
Mi mente las recuerda como si estuviera ahí mismo. El ruido del transito a lo lejos, los pasos haciendo ecos sobre un callejón oscuro y la risa de mi madre provocada por un chiste que ha hecho mi padre. El agrío sonido de un disparo me congela el corazón y paraliza la sangre.
¡Bruce! Bruce! dice ella. Abro los ojos, ahora todo se ha ido. El amanecer está apunto de llegar. Las sirenas y el tráfico de Gotham se han sido. Sólo queda el ruido de la selva al amanecer.
¿Habías oído hablar de la Cueva del Murciélago antes? Le decía el Capitán del Barco. Bruce se mantenía inexpresivo y sólo asentaba con la cabeza. Miranda contemplaba el paisaje del río y de vez en cuando veía a Bruce. Bruce era de aquel tipo enigmático, callado y que su rostro parecía de cargaba con el peso de toda una vida a pesar de su juventud.
El Capitán le contaba a Bruce sobre la leyenda que giraba en torno a la cueva del murciélago. Se decía que la cueva era profunda y con una gran cantidad de túneles en el interior. Pero que en el fondo, había una gran pintura rupestre que se decía, daba consuelo a los corazones atormentados. Miranda se había acercado a la conversación e intervino. ¿Y por qué la llaman la cueva del murciélago? El Capitán volteó a verla. Es por otra leyenda Señorita, dicen que un Murciélago de gran tamaño habita en el interior, se dice que todas las noches, el murciélago sale a cazar sin que nadie lo pueda ver, pero al amanecer, el cuerpo mutilado de algún desafortunado aparece dentro de alguna de las cavernas. Pero bueno,nadie ha entrado tanto a la cueva y desde luego nadie ha visto al murciélago. Bruce se mostraba inexpresivo, pero mantenía una profunda atención a Miranda.
En Gotham. Se especulaba sobre la reciente aparición de un Murciélago que acechaba en las calles. Normalmente eran los criminales y gente de la mala vida la que hablaba del murciélago de Gotham.
Tenía apenas seis meses de que se empezaba a hablar del hombre murciélago.
Aquél viaje había influido en Bruce. Por alguna razón, sabía que aquella cueva tenía algo más que consuelo para él.
Bruce revisaba los archivos policíacos que había extraído, sobre el caso de las mujeres desaparecidas en Gotham. Alfred llegó con una charola con un té y un sándwich de jamón serrano. Espero que reconsidere aquella idea de practicar el Polo y no seguir con esta loca cruzada Sr. Bruce daba una mordida al Sándwich mientras se fijaba en las fotos de las mujeres desaparecidas. Todas tenían las mismas características. Mujeres de entre 17 y 25 años. Blancas con cabello negro y delgadas.
Bruce se levantó de golpe, él ya traía puesto el traje y mientras avanzaba hacia una parte de la cueva que no estaba iluminada. Se ponía la máscara.
He localizado una conexión entre las victimas y el posible asesino, Alfred. Es hora de probar el nuevo juguete. La voz de Bruce que provenía de la oscuridad, se había hecho más gruesa y agresiva. Alfred, se quedó mirando hacia la oscuridad. Pronto, un destello seguido de un rugido sonó por toda la cueva. La escasa luz reveló algunos detalles de lo que parecía ser un coche con apariencia extraña. Una rampa bajó y se acomodó frente al auto, el cual salió a toda marcha.
Alfred regresaba la mirada hacia la computadora donde estaban los archivos y las fotos de las víctimas. y sin apartar la vista del sándwich mordido, soló un suspiro.
Sabía que Bruce, había encontrado algo más que simple consuelo en aquel viaje a África. Alfred entendió que lo que él creía una simple aventura,para Bruce, Batman era ahora su vida.
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