Víctor logró mover la manija de la reja. Samanta entró primero adentrándose entre los cadáveres de pupitres y bancas que ahí se encontraban. El camino cambiò en cuanto dejaron la zona trasera y llegaron a la parte de las canchas. Víctor se detuvo a observar el área. Esto es muy raro, nadie esta en las canchas, ni los de futbol, ni los de deportes. Samanta se detuvo y miró a su alrededor. Tienes razón, deben estar en clases.
Cuando llegaron al pasillo de la entrada principal, se toparon con que la puerta estaba cerrada con candado. Víctor se asomó en la ventana.-no veo nada.
Un olor empezó a brotar de entre los alrededores. Samanta se percató de aquel olor extraño. Era similar al del huevo podrido.
Víctor sintió el mismo olor. De ¿dónde viene este olor? dijo Víctor mientras se apartaba de la puerta. ¡Alguien! gritó samanta. Un chico, acabó de verlo recargado en la ventana. Víctor se alejó de la puerta para asomarse a las ventanas del edificio. ¿Dónde? Samanta señaló el último piso. Deben ser los de último grado. Samanta volvió a forcejear el candado, este repentinamente se rompió. Víctor y Samanta entraron, el edificio por dentro mantenía aquella, soledad y deshabitad que mostraba el exterior. Samanta y Víctor se iban asomando en las ventanas de las puertas para ver si había alguien.
El olor extraño se hacia mas fuerte. Samanta se detuvo y se dejó caer, Víctor la tomó del brazo y le ayudo a recargarse en la pared. –Víctor, esto apesta. No creo que haya clases. Debe estar cerrada la escuela, deberíamos irnos. Víctor se paró y soltó del brazo a samanta, ¿Por qué deberíamos irnos? la escuela está vacía, es toda nuestra. Samanta lo miró con desconfianza, ¡por favor! no hay nadie, eso no tiene nada de divertido además, este olor me esta poniendo mal. Víctor se alejó de samanta y se dirigió al fondo del pasillo. –yo estoy bien. Si quieres largarte hazlo, ja veamos si aún puedes. Samanta comenzó a vomitar. Unos paso se oyeron desde abajo. Era el conserje. Al llegar al pasillo donde samanta estaba, sólo encontró a samanta desmayada en el suelo, junto a un vomito verde. ¿Qué haces aquí niña? la escuela está cerrada. El conserje la levantó y la cargo en sus hombros. El silencio se vio interrumpido por el tocar de las campanas.